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Innovation

La bioeconomía está a punto de cambiarlo todo. ¿Está usted preparado?

He aquí el punto de vista de Mike Dunkley, Vicepresidente Senior de Bioinnovación, y Karen Weisinger, Doctora y Jefa de Biología Celular en EE.UU.

Mike cuenta con más de 20 años de experiencia en consultoría de productos y tecnología, consultoría de diseño y liderazgo tecnológico en empresas de nueva creación. Su experiencia principal en el mercado se centra en la tecnología médica, la administración de medicamentos farmacéuticos y la prestación de asistencia sanitaria, y ha incluido la biomanufactura, la tecnología agrícola, la producción de alimentos y la generación de energía. Mike se reincorporó a Cambridge Consultants en mayo de 2019 para liderar el crecimiento del negocio de Bioinnovación en Estados Unidos.

Karen cuenta con más de 15 años de experiencia en diversos campos, como las iPSC, la modelización de enfermedades neurodegenerativas, la regentación cardiaca y el synbio para la inmunoterapia del cáncer. En la actualidad dirige el equipo de biología con sede en Boston para apoyar a los clientes en sus ambiciones en el ámbito de la terapia celular.

Mientras la innovación tecnológica lucha contra los vientos en contra geopolíticos, los directivos de todo el mundo se enfrentan a retos sin precedentes y tratan de no pasar por alto las extraordinarias oportunidades que conllevan. En medio del clamor de estrategias y soluciones en competencia, aconsejamos prestar mucha atención al inexorable auge de la bioeconomía.  

Los avances biológicos podrían dar respuesta a los retos más acuciantes de la humanidad, como el cambio climático, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria e hídrica. Además, los productos biológicos ofrecen la posibilidad de potentes diagnósticos y medicamentos curativos. El trabajo pionero que subyace al crecimiento de la bioeconomía abarca los campos de la biología sintética, la biotecnología, la bioingeniería y la bioinnovación. Sea cual sea el identificador con el que finalmente se alinee la industria, la apasionante intersección de la biología, la ingeniería y la computación avanzada está impulsando una revolución que ya está entre nosotros. 

“Los avances de base biológica podrían dar respuesta a los retos más acuciantes de la humanidad, como el cambio climático, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria e hídrica.”

Las industrias existentes serán sustituidas en su totalidad por otras nuevas. Surgirán nuevas asociaciones inesperadas. Las cadenas de suministro mundiales se reconfigurarán por completo. Más sobre estos temas en un momento; por ahora, recordemos el formidable poder de este nuevo campo de innovación. La biología, como disciplina científica, se refiere a la esencia misma de la vida. Una minúscula semilla contiene toda la información biológica necesaria para recoger el agua y los nutrientes del suelo, el CO2 de la atmósfera y la energía del sol, produciendo finalmente un árbol completamente maduro. 

Durante siglos, el ser humano ha intentado aprovechar el poder de la biología. Mucho antes del descubrimiento del ADN, el científico y matemático Gregor Mendel (1822-1884) logró criar guisantes de forma selectiva en función de sus rasgos observables. Desde su descubrimiento en 1928, la penicilina, un hongo natural, se ha convertido en un tratamiento eficaz contra las infecciones bacterianas que se habían cobrado la vida de tantas personas. 

Sin embargo, en las últimas décadas hemos asistido a una rápida aceleración de nuestra comprensión de la biología y de nuestra correspondiente capacidad para diseñar y explotar esta nueva tecnología con el fin de hacer frente a un amplio abanico de retos y oportunidades. Desde el descubrimiento del ADN y la genética, hemos desarrollado un profundo conocimiento del comportamiento de las células y los organismos.  

El siguiente paso en bioingeniería

Los comportamientos biológicos que observamos y tratamos de explotar funcionan a través de células, tejidos, órganos e incluso organismos enteros. Para descodificar y manipular eficazmente la biología a este nivel, es imprescindible realizar mediciones y observaciones precisas. La aparición de sofisticadas técnicas de medición, como la secuenciación unicelular, la transcriptómica espacial, la proteómica y la metabolómica, está transformando nuestras capacidades de ingeniería biológica.

Los avances en inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático (AM) están desbloqueando enormes conjuntos de datos de enorme complejidad, antes inutilizables debido a las limitaciones de la mano de obra humana, que revelan conocimientos hasta ahora ocultos. La tecnología AlphaFold 2 de Google, por ejemplo, es capaz de predecir la estructura tridimensional de una proteína directamente a partir de su secuencia de aminoácidos. La estructura es fundamental para comprender la función mecánica de una proteína, por lo que se trata de un salto tecnológico que facilitará y acelerará enormemente la investigación.

¿Por qué es importante? La forma en que se pliega una proteína se basa en su secuencia. La función de una proteína está directamente relacionada con su plegamiento, con una dinámica de la función que va desde completamente inactiva, pasando por diferentes matices de actividad, hasta muy activa. Comprender la actividad basada en la secuencia y el plegamiento de la proteína permitirá diseñar proteínas superfuncionales para fines médicos (como enfermedades con deficiencia proteica) o en biotecnología industrial, donde los procesos dependen de la actividad enzimática.

Estas nuevas herramientas de IA están impulsando nuevas capacidades para crear medicamentos mejorados y sistemas de fabricación de base biológica a partir de fuentes naturales renovables. Los beneficios podrían incluir medicamentos más activos con dosis reducidas, lo que sería especialmente beneficioso para las terapias que tienen efectos secundarios graves. Las ventajas de la biofabricación incluyen la reducción de costes del bioproceso como efecto directo de las enzimas mejoradas desplegadas en el proceso.

El giro hacia la bioeconomía ya está en marcha. De la increíble actividad actual, a continuación presentamos una selección de ejemplos interindustriales que aprovechan el poder de la biología.

Perfect Day está en el negocio de la leche de vaca. Sin vacas. La empresa ha descubierto cómo modificar a gran escala un hongo natural que contiene la maquinaria genética necesaria para producir beta-lactoglobulina (un tipo de proteína del suero). Lo ha hecho no sólo porque puede, sino en respuesta a la creciente demanda de los consumidores. Menos tierra, menos agua, menos energía, menos residuos, menos metano. ձ𳦲ԴDZDzís como ésta, aplicadas a gran escala, pueden ayudar a afrontar el cambio climático, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria.

“LanzaTech utiliza las emisiones de carbono para alimentar a billones de microbios ávidos de carbono que convierten la contaminación en valiosas materias primas.”

LanzaTech utiliza las emisiones de carbono para alimentar a billones de microbios ávidos de carbono que convierten la contaminación en valiosas materias primas. La empresa se ha asociado con Unilever para fabricar detergente a partir de las emisiones de CO2 de una acería china.

Vertex y CRISPR Therapeutics están abordando la anemia falciforme, un trastorno sanguíneo hereditario debilitante que afecta a millones de personas en todo el mundo, sobre todo de ascendencia africana. El tratamiento convencional de la enfermedad requiere transfusiones de sangre frecuentes. Ahora, los nuevos tratamientos son muy prometedores25 en su primer uso clínico. Mediante el uso de técnicas de edición genética que permiten a las células del propio paciente producir hemoglobina fetal, el tratamiento permite a los pacientes seguir siendo independientes de las transfusiones hasta 26 meses.

Como parte de la tendencia en la producción de materiales de base biológica que aprovechan las materias primas locales, Solugen utiliza herramientas biológicas sintéticas para crear productos químicos para el tratamiento del agua y moléculas para endurecer el cemento. El azúcar sustituye a los combustibles fósiles pero, en lugar de la fermentación, que convierte la mitad del azúcar en CO2, los ingenieros utilizan enzimas de ingeniería sintética. Esto aumenta drásticamente la eficiencia y reduce los costes, dejando una huella de carbono cero.

Almacenamiento y cálculo masivo de datos

La convergencia de la biología, la ingeniería y la informática avanzada es un motor crucial de gran parte de esta innovación y progreso tecnológico basados en la biología. Por ejemplo, CATALOG Technologies está intentando construir la primera plataforma del mundo basada en el ADN para el almacenamiento de datos digitales y la computación. En el nuevo mundo digitalizado, la humanidad tiene un apetito ilimitado de almacenamiento de datos. El almacenamiento convencional de datos mediante soportes ópticos o magnéticos carece de la longevidad, densidad de datos y rentabilidad necesarias para satisfacer la demanda mundial, mientras que los centros de datos pueden consumir tanta energía como una ciudad. Un hito en esta iniciativa para abordar el reto de la sostenibilidad de los datos se produjo en julio de 2019, cuando la «máquina de terabits» de CATALOG codificó en ADN toda la Wikipedia en inglés.

Uno de los campos más apasionantes y transformadores de la medicina es el de la terapia celular y génica. En la actualidad, el sofisticadísimo proceso de fabricación se ve obstaculizado por procedimientos manuales muy laboriosos que exigen una supervisión constante. Esto, a su vez, hace que los costes de las terapias sean exorbitantes: unos 500.000 dólares o más por dosis. Una de las tecnologías que Cambridge ha creado en respuesta a este problema es un sistema de detección de contaminación en línea totalmente automatizado. Una vez que se cuente con un socio de desarrollo, esta tecnología escalable puede tener una gran repercusión en el mercado gracias a un importante ahorro de tiempo y costes, y a la mejora de los resultados en los pacientes.

El potencial de estos “medicamentos vivos” es, sin duda, asombroso. Estamos desarrollando el conocimiento y la capacidad de diseñar células que reconozcan y respondan a enfermedades específicas. Estas células patrullarán por el cuerpo en estado latente, entrando en acción preprogramada sólo cuando detecten determinados desencadenantes.

Otra posibilidad en el horizonte es la aplicación de circuitos lógicos genéticos. Por ejemplo, se podría diseñar un cultivo que detectara y evaluara su propio entorno y utilizara esa información para optimizar su ritmo de crecimiento. Podemos imaginar un futuro en el que diseñemos células desde cero, llevando las terapias celulares a un nivel superior. Otra posibilidad apasionante es la de escribir y grabar el código genético en el genoma, lo que permitiría controlar las enfermedades y, en los sistemas microbianos, las condiciones ambientales.

“Un cultivo podría diseñarse para detectar y evaluar su propio entorno y utilizar esa información para optimizar su ritmo de crecimiento.”

Todavía queda mucho trabajo por hacer e incontables horas de debate en torno a las cuestiones éticas y morales, mientras las empresas y la sociedad se adaptan a este nuevo mundo. Sin embargo, como defensores de la bioeconomía emergente, creemos firmemente que la humanidad tiene mucho que ganar si abraza la revolución biológica.

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